sábado, 11 de marzo de 2017

Enfermedades.

¡Hola a todos y bienvenidos de nuevo! 

Hoy vamos a hablar de enfermedades, pero en concreto de las infecciosas, ya que éstas son causadas por microorganismos patógenos, cómo las bacterias, los virus...y ¡cuidado! porque estas enfermedades se transmiten directa o indirectamente de una persona a otra, y eso podría ser muy peligroso.

Así pues, hoy os voy a contar algunas enfermedades infecciosas, y por supuesto, cómo tratarlas ya que se pueden contagiar de unos a otros. ¡Vamos a ello!




Amigdalitis: Es una infección, más común en niños que en adultos, que produce inflamación en la garganta y amígdalas. La amigdalitis puede ser contagiada por el contacto con las gotas de la tos o el estornudo de una persona que está infectada, por compartir vasos, platos, cubiertos...


Si una infección de amigdalitis no presenta dolor en las amígdalas no requiere tratamiento, aunque se irá revisando la evolución de ésta.
En el caso contrario se trata con antibióticos, y para disminuir el dolor de garganta se recomienda tomar líquidos fríos, ya que si son calientes haremos todo lo contrario, también se recomienda hacer gárgaras con agua tibia y sal.
Si la infección es repetitiva se puede llevar a cabo la extirpación de las amígdalas.


Hepatitis B: Es una infección hepática causada por el virus de la hepatitis B. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta enfermedad supone un gran problema a nivel mundial, ya que es el tipo más grave de hepatitis.
La hepatitis B puede causar hepatopatía crónica y conlleva un alto riesgo de muerte por cirrosis y cáncer de hígado.
El período medio de incubación de ésta enfermedad es de 75 días, pero puede estar entre 30 y 180 días.

La hepatitis B no necesita un tratamiento específico en la fase aguda, basta con mantener el bienestar y el equilibrio nutricional.
Cuando la enfermedad evoluciona a una fase crónica, el paciente necesitará seguir una terapia farmacológica. En estos casos se suelen prescribir medicamentos antivirales, como tenofovir y entecavir, e inyecciones de interferón.


Sepsis:  La sepsis, también conocida como Síndrome de Respuesta Inflamatoria Sistémica (SRIS), es una enfermedad que se produce por una infección que ha ocasionado una respuesta anormal en el organismo y pone en peligro la vida del afectado. El sistema inmune del paciente actúa de forma desproporcionada o con menor intensidad de lo necesario frente a la infección.
Esta respuesta anormal también puede involucrar, según Juan González del Castillo, del grupo de Unidades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), el funcionamiento cardiovascular, neuronal, hormonal, energético, metabólico o intervenir en la coagulación.
En el trascurso de la enfermedad se pueden ver afectados muchos órganos o sistemas, como el cardiaco o el respiratorio, que dejan de funcionar con eficacia y regularidad.



En la sepsis el tratamiento es estándar y aumenta de forma importante la supervivencia de los pacientes. Según Sánchez García: “el tratamiento se basa en administrar medicamentos de acción antimicrobiana y, según el tipo de infección, podría precisar un abordaje quirúrgico”.
Los especialistas le suelen dar a la persona afectada antibióticos y suero para que mejoren y, según la respuesta frente a éstos, puede ser necesario otro tratamiento, como por ejemplo, la administración de fármacos que aumentan la fuerza de los latidos cardiacos. Dependiendo del órgano al que afecte la enfermedad puede ser necesaria la respiración asistida o hemodiálisis.



Rotavirus:  El rotavirus es una enfermedad infecciosa que causa en los afectados gastroenteritis o infección intestinal. Pertenece a una familia de virus que pueden afectar al sistema gastrointestinal y a las vías respiratorias. Aunque también puede afectar a personas adultas, los más propensos a contagiarse de este virus son los niños, especialmente los lactantes.
Se caracteriza por ser extremadamente contagioso y resistente. Esta infección es considerada como un problema de salud pública, sobre todo en los países en vías de desarrollo.



Existe la posibilidad de prevenir la infección administrando una vacuna pero, una vez se contraiga el virus, no existen medicamentos específicos para tratarlo. La clave para parar la enfermedad es hidratarse de forma continuada. Si la pérdida de líquidos es severa (diarrea aguda o vómitos constantes) es necesaria la administración de suero y electrolitos.
En el caso de los bebés, muchas veces no son capaces de tolerar los líquidos, por lo que es necesario su ingreso hospitalario para llevar a cabo la rehidratación.






Aquí os dejo un formulario sobre las enfermedades que podéis completar.
Bueno, eso ha sido todo, espero que os haya gustado, que hayaís aprendido y sobretodo que tengáis cuidado!
¡Nos vemos!


Toda la información de www.cuidateplus.com

1 comentario:

  1. Falta el formulario, estoy seguro que más adelante aparecerá. Un saludo

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